Surgimiento, conformación y consolidación del movimiento ambientalista en Argentina. Construcciones discursivas, actores sociales e ideología (1960-1990)
Emergence, conformation and consolidation of the environmental movement in Argentina. Discursive constructions, social actors and ideology (1960-1990)
Ayelen DichdjiLa percepción de la naturaleza idealizada e idílica supone una concepción de armonía que es interrumpida por el accionar del hombre sobre el medio (Palacio, 2002). Esta idea de naturaleza estática se mantuvo intacta hasta la segunda mitad del siglo XX cuando, a raíz del avance de la crisis ambiental, esta perspectiva comienza a transformarse dando lugar a la emergencia de la historia ambiental.
Hablar de historia ambiental supone hacer referencia a las relaciones conflictivas presentes en el vínculo hombre-naturaleza. Palacio (2002) señala que no se puede escindir ambos aspectos -naturaleza y conflicto- de la discusión, más aún para este autor, “el reconocimiento de que la naturaleza está en disputa y hace parte sustancial de la guerra y la paz, de la industria y el comercio, y de la acción y la contemplación” (p.194) debe ser la brújula que guíe los estudios sobre/de historia ambiental.
Pese a que este campo tiene un recorrido que supera las tres décadas, continúa en la actualidad siendo un terreno muchas veces desconocido entre los colegas de diversas disciplinas, incluidos los historiadores. La historia ambiental es heredera de la preocupación por el deterioro ambiental y los conflictos sociales que giran en torno a la utilización de los recursos naturales, tanto en las décadas de los setenta y ochenta. Leal (2005) afirma que muchos de los trabajos iniciales en la materia se dedicaban a denunciar las consecuencias del dominio ejercido en la naturaleza, como la desertificación, deforestación, polución, entre otros. Además, la autora sostiene que:
era frecuente hablar de una naturaleza prístina y en equilibrio que resultaba ultrajada por el mundo moderno. Varios críticos han señalado que esa idea no sólo es errónea, puesto que la naturaleza es cambiante y ha sido profundamente alterada por las sociedades a través de los siglos, sino que ha sido utilizada como medida objetiva -o "natural"- para condenar las actuaciones humanas. Es decir, hemos creado una concepción de la naturaleza para revestir de objetivad nuestras críticas a la forma como se ha transformado el medio natural. Las críticas son válidas, pero son nuestros valores y no "la voz de la naturaleza" los que emiten tales juicios (p. 5).
Por otra parte, la historia ambiental mantiene su interés por el deterioro del mundo natural no humano y reconstruye las diversas maneras en que las culturas han modificado su entorno. A su vez considera la naturaleza como un agente activo en constante transformación y analiza el uso de los recursos naturales como también los conflictos que de ello se desprende. También atiende el devenir de las políticas públicas en la relación sociedad-naturaleza, el rol del Estado en la regulación de estos vínculos y los impactos ambientales en la modernización agrícola. Así como la transformación del paisaje, el uso de la tierra, los desequilibrios ambientales generados por la utilización de agrotóxicos en los cultivos. Sin dejar de lado la agroecología, la deforestación, la contaminación de los ríos y la megaminería a cielo abierto. Considerando, asimismo, la contaminación urbana y sus consecuencias en la salud humana, como las ideas y representaciones sobre la naturaleza, entre otros temas que han acaparado la atención de los estudios sobre esta materia. Además, la historia ambiental permite la confluencia de disciplinas, saberes, fuentes, metodologías, regiones, archivos y documentos científicos, que presentan una perspectiva más completa que establece puntos de contacto dentro de las ciencias.
Con estos preceptos, la propuesta de Zarrilli (2011) establece que los vínculos entre sociedad y naturaleza se pueden articular con base en cuatro problemas: la naturaleza entendida como un objeto externo a la historia –ya que el conocimiento sobre ella no puede ser comprendido sino como parte del proceso histórico de producción científica; en segundo lugar, la relación entre naturaleza y sociedad estructurada en tanto producto de las transformaciones concretas de los ecosistemas y las condiciones ecológicas de la producción; en tercer lugar la naturaleza incorporada tecnológicamente al proceso de producción capitalista de las sociedades; por último, la confluencia de los tres puntos anteriores y sus efectos en el ambiente y en la sociedad (pp. 55-56).
Por otra parte, la historia ambiental también se ha planteado como objeto de estudio: la identificación de los valores culturales que asocian la naturaleza en términos de conflicto político ambiental y que han determinado los procesos de transformación de la naturaleza (Palacio, 2002). Esta visión implica que la relación entre los hombres y la naturaleza “a partir de la representación, es una expresión de actitudes culturales y normativas y obedece a razones de orden político. De allí el énfasis de la historia ambiental como una historia cultural” (Florez, 2000, p.19).
En este punto encontramos dos alternativas, por un lado, situar las investigaciones sobre historia ambiental desde una óptica que considere la armonía de la naturaleza en detrimento del accionar humano, o bien una historia ambiental que otorgue preeminencia al hombre como parte integral de las transformaciones de la naturaleza. En este sentido, esto se asocia con las disputas internas con las que cada cultura batalla, así nos acercamos a “una transformación de la naturaleza por la acción conflictiva entre grupos sociales que se disputan la apropiación, la significación, y los imaginarios mismos sobre la naturaleza deseada” (Palacio, 2002, p.196). Asimismo, en un esfuerzo por explicar la relación naturaleza-cultura Palacio (2001) identifica tres períodos de estudios posibles que abarcan entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, estos son: Naturaleza liberalizada (1850-1920) que tiene que ver con el desarrollo económico al servicio de la lógica de la apropiación privada de la tierra; Naturaleza Modernizada (1920-1970), es decir, la transformación tecnológica del paisaje que acarrea la división triple de la naturaleza en silvestre, urbana y rural donde se visibiliza la separación entre lo social y lo natural; Naturaleza ambientalizada (1970-en adelante) donde se procura reincorporar la naturaleza a la cultura (p.19). Siguiendo esta línea de pensamiento, McNeill (2005) expone la existencia de tres variedades posibles para entender la historia ambiental y los vínculos entre naturaleza-cultura (p.13):
a-Enfoque material: que considera los cambios en los ambientes físicos y biológicos, y el modo en el que esas variaciones afectan a los hombres, a partir de los aspectos económicos y tecnológicos de sus actividades.
Se destacan los trabajos vinculados a las temáticas urbanas y rurales. En el primer caso, los esfuerzos se concentraron en estudiar problemáticas vinculadas a la polución y el saneamiento. Para luego avanzar en el análisis de los sistemas técnicos y el metabolismo de las ciudades. Mientras que, lo rural incluye el estudio de los ecosistemas agrícolas, las selvas y las reservas naturales. Algunos referentes de este enfoque son Tarr y Dupuy (1988), Bernhart (2000) y Massard Guilbaud y Bernhart (2002). Asimismo, existe una gran tradición de estudios rurales que atiende a las relaciones sociedad-ambiente, y que se inscribe dentro de la historia ambiental de la mano de la geografía histórica tradicional y la geografía humana francesa, donde se distinguen Marc Bloch (1952), Fernand Braudel (1997) y Emmanuel Le Roy-Ladurie (1973) (Zarrilli, 2014, p. 116).
b-Enfoque cultural-intelectual: que orienta su análisis en las representaciones sobre la naturaleza provenientes del campo artístico y de las letras, y cómo esas imágenes dan cuenta de la sociedad que las produce.
La contribución más acentuada en este caso son las generalizaciones a las que se arriban de ideas concretas o de un cúmulo de ideas, y cómo esas concepciones son adecuadas a los nuevos contextos sociales, políticos, económicos y culturales. Algunos historiadores que prevalecen en este enfoque son Keith Thomas (1983; 1996), Simon Schama (1995) y Donald Worster (1977; 1985). Esta vertiente de investigación, que se encuentra en la génesis de los estudios históricos sobre el ambiente, es la denominada Environmental History (Zarrilli, 2014, p.117).
c-Enfoque político: cuya importancia radica en la forma en la cual, tanto las leyes como las políticas de Estado se relacionan e influyen en el mundo natural.
En este caso, la historia ambiental política concierne a todos los procesos históricos modernos. Se concentra en indagar sistemáticamente de qué manera los Estados se relacionan con la naturaleza, a qué forma de lucha suscriben los movimientos sociales y las organizaciones ambientalistas a fin de defender la naturaleza. Samuel Hays (1959; 1987; 2000) se ubica como pionero en los estudios de este campo en Estados Unidos (Zarrilli, 2014, p.117).
El quid de la cuestión que está de fondo en los análisis de esta índole sea cual fuere el enfoque seleccionado para su abordaje, es la crítica a la razón instrumental que se impone bajo la premisa de “conocer para dominar, regular y controlar la naturaleza sin prever las consecuencias para la vida de esta masiva e irreflexiva intervención en el mundo natural” (Lezama, 2004, p. 327). Algo que, para la Escuela de Frankfurt, por ejemplo, se entiende como la dominación del ser humano sobre el mundo exterior (Adorno y Horkheimer, 1979); así “dominar la naturaleza se tradujo en destruirla y con ello en autodestrucción de la vida humana” (p.327). En consecuencia, lo antedicho coloca en la encrucijada el paradigma del progreso como inocuo, positivo, sin riesgo, equilibrado y equitativo. El arquetipo de crisis ambiental, entonces, surge en la década de los sesenta, cobra mayor relevancia durante los setenta y evoluciona con ímpetu en los ochenta, en paralelo al incremento de la preocupación por el deterioro físico del ambiente y el riesgo al que queda expuesta la sociedad.
Otro punto para señalar, como vertiente complementaria a la anterior, es la ecología política. Este enfoque surge en la década de los setenta con énfasis en el cuestionamiento de los modos de producción y consumo, con base en el incremento desmedido del productivismo sistemático y del crecimiento -progreso o desarrollo- a cualquier precio. Asimismo, se ha preocupado por el análisis de las disputas sociales en torno a la degradación de los recursos naturales. Dobson (1997) declara que la ecología política puede entenderse como “un conjunto de ideas con respecto al medio ambiente, las cuales pueden ser consideradas propiamente como una ideología: la ideología del ecologismo” (p. 21). Otros autores sostienen que en realidad la ecología política es “una herramienta radical y holística de transformación social”, y que debe comprenderse como un “sistema de pensamiento político global y autónomo que responde a unas necesidades históricas concretas” (Marcellesi, 2008, p. 2). Se debe agregar que este enfoque también pondera la identificación de los valores culturales que asocian la naturaleza a conflictos políticos ambientales y su influencia en los procesos de transformación de la naturaleza (Palacio, 2002).
Llegados a este punto, podemos identificar al menos cuatro enfoques centrales dentro de esta línea de investigación: énfasis en los problemas rurales/campesinos y la degradación del suelo intentando así brindar una respuesta frente a los cambios sociales en términos clasistas y de vínculos establecidos entre grupos sociales y los recursos de la tierra (Wolf, 1972; Blaikei y Brookfield, 1987); el análisis de los movimientos ambientalistas norteamericanos y europeos, junto a la mala administración del Estado frente a los problemas ambientales urbanos y rurales (Cockburn y Ridgeway, 1979); la impronta marxista en el análisis de la ecología política que se cuestiona sobre la capacidad del capitalismo para ser o no sostenible (Gorz, 1980; O´Connor, 2001); finalmente, el ecologismo de los pobres y la justicia ambiental que plantean las limitaciones de la economía de mercado que no considera la naturaleza en su ecuación (Martínez Alier, 2005). Cabe destacar, asimismo, sin pretensiones de exhaustividad los aportes a estos enfoques propuestos por la literatura latinoamericana. Desde una perspectiva marxista los aportes de Alimonda (2002, 2006) son claves en el entendimiento del pensamiento latinoamericano en esta materia. Escobar (1994) y su crítica a los fundamentos del desarrollo también resulta de lectura indispensable; así como Castro Herrera (2001) vincula las formas de dependencia con las transformaciones de la naturaleza y la explotación de materias primas se presenta como un trabajo precursor en el área, en sintonía con la propuesta original que la propia corriente latinoamericana tiene para aportar en esta relación (Palacio, 2006). En última instancia, la Ecología Política discute también la construcción simbólica de la naturaleza.
Por lo que refiere al discurso culturalista, éste propone una postura más crítica frente al discurso científico. La oposición entre ambos discursos, en este punto, confronta entre el crecimiento económico y la protección del ambiente como dos pilares contrapuestos que difícilmente puedan confluir. Todo esto parece afirmar que la naturaleza “no es ni un ser aparte, ni algo externo a la vida humana” (Escobar, 1999, pp. 75-80). Por el contrario, es una construcción simbólica (Lezama, 2004) y la cultura se presenta como una categoría sustancial en relación con esa naturaleza. Este enfoque advierte que el conocimiento del medio ambiente no es neutral y que responde a un proceso de invención social (Beck, 1995).
Todas estas observaciones se relacionan también con la construcción social del medio ambiente, donde se requiere identificar espacios donde estas representaciones cobren sentido como: la esfera pública, las normas sociales, las imágenes y la retórica utilizada en los temas de medio ambiente (Castro Osorio, 2009). En este sentido la manera de jerarquizar los problemas, su ubicación, difusión en el espacio público determina en mayor o menor grado el compromiso que adquirirá la ciudadanía con esos conflictos. Lezama (2004) asegura que estos planteos sugieren “qué se dice, cómo se tipifica el problema, qué tipo de retórica se utiliza y cómo son presentados para persuadir a la audiencia” (p. 38). Por su parte, otros autores sostienen que la emergencia de la preocupación ambiental no tiene que ver tanto con la dimensión de la destrucción como por el significado que se le otorga y la carga simbólica que tiene para la sociedad (Douglas, 1982; Beck, 1995).
Las discusiones sobre la problemática ambiental en el mundo estuvieron y están atravesadas por disputas políticas, económicas, ideológicas, sociales y culturales que exceden a las cuestiones exclusivamente medioambientales. Los estudios sobre los movimientos sociales -en particular ambientales- no son nuevos, por el contrario, han sido abordados por investigadores a través de diversas perspectivas teóricas y metodológicas, como ya hemos advertido. Sin embargo, en la actualidad el origen de estos movimientos en Argentina continúa siendo motivo de análisis.
En cuanto a la historia ambiental, desde su surgimiento tuvo una importancia radical como encargada de aproximarse al origen y evolución de los fenómenos ambientales que emergen en el mundo. De este modo, es considerada como aquella disciplina que estudia las relaciones entre el género humano y el resto de la naturaleza. El ambientalismo, por tanto, es considerado un heterogéneo movimiento social en donde se configuran líneas de pensamiento diferentes cuyo núcleo central -entendido en el marco de la relación existente entre naturaleza y sociedad- lo protagoniza la defensa del ambiente natural y humano. Así, representa en sus muy diversos matices, movimientos en defensa del ambiente con mayor o menor relación con otras problemáticas sociales, económicas y políticas. De allí que existan enfoques ambientalistas más o menos afines con el antropocentrismo, ecocentrismo o biocentrismo.
Resulta complejo encontrar el momento histórico que dio nacimiento al ambientalismo como movimiento contemporáneo, debido a que el mismo ha surgido como respuesta a múltiples causas. En Argentina, el discurso ambientalista cobró creciente relevancia y visibilidad frente a la crisis ecológica, desde comienzos de la década de los sesenta, expresándose en organizaciones ciudadanas, asociaciones académicas en temas ambientales, organizaciones gubernamentales y en menor medida en los medios de comunicación. De este modo, cualquier análisis de la relación sociedad/medio debe considerar el hecho de que todos estos agentes, sus valores y sus expectativas respecto al medio ambiente, concurren en un mismo territorio en el que materializan sus actuaciones.
Frente a este contexto, la cultura podría entenderse como trabajo y conocimiento humano para intervenir y usufructuar de la naturaleza. En consecuencia, tanto las instituciones como los hombres abrevan de lo natural para formalizar un discurso que construye nuevas realidades e interviene en lo social, consolidándose en tanto decisión política y recorte ideológico. Indudablemente el recorte se corresponde con un abordaje cultural donde el lenguaje funcionará, entonces, como mediador de la ideología. Según Althusser (1970), el lenguaje está formado por signos que nombran la realidad y los fenómenos sociales, pero siempre desde una clase dominante. En este sentido, para este autor "la ideología es lo que permite a los individuos constituirse en sujetos. Y la interpelación es uno de los mecanismos centrales del funcionamiento de lo ideológico. Interpelar es constituir al otro, situándolo en una posición discursiva; es, en definitiva, conferir identidad” (Pérez y Aymá, 2015, p. 50). Desde esta perspectiva los medios de comunicación asumen tres funciones prioritarias: suministrar y construir selectivamente conocimiento social; reflejar y reflejarse en la pluralidad; organizar, exponer y unir lo que se ha representado y clasificado selectivamente.
En la presente investigación se hará hincapié en la importancia de estudiar los medios gráficos -como las revistas y los diarios- en tanto espacios históricos donde se conjugan factores sociales, políticos, económicos y culturales, sin dejar de aludir que se trata de un medio de comunicación y que busca establecer un vínculo con sus lectores.
Como se ha señalado la problemática ambiental no es nueva, aunque es innegable su actualidad. La razón fundamental por la cual es pertinente y legítimo hablar de historia ambiental, entonces, no como moda efímera sino como campo serio del saber histórico, es la masa crítica que ha alcanzado. En ese contexto es donde el ambiente ha sido no sólo un lugar sino también el campo de batalla donde han contendido ferozmente ideologías y culturas (Arnold, 2000). Para este autor, la naturaleza se debe considerar como algo que existe dentro de nuestros mundos mentales y nuestro conocimiento histórico. La cultura, de esta manera, podría entenderse como trabajo y conocimiento humano para intervenir y usufructuar de la Naturaleza (Santamarina Campos, 2006).
Con base en lo antes expuesto, esta investigación1 supone como objetivo general analizar el surgimiento, la conformación y la consolidación de la prédica ambientalista en Argentina, a través del estudio de prensa gráfica. Considerando los medios de comunicación como portadores de poder simbólico, y como fuentes de información histórica sobre dinámicas socioambientales y sobre las repercusiones culturales que esas dinámicas tienen en el pasado reciente. Proponemos un abordaje holístico y pluridisciplinar donde se establezca una interconexión entre tres campos de saber: la historia ambiental, la comunicación y el análisis del discurso. El periodo de estudio se extiende entre la década de los sesenta hasta la década de los noventa, inclusive.
1 “Surgimiento, conformación y consolidación del movimiento ambientalista en Argentina. Construcciones discursivas, actores sociales e ideología (1960-1990)”, aborda la complejidad del discurso ambientalista en su primera etapa a través del tratamiento ofrecido por los medios de comunicación en Argentina.
Dada la problemática mundial y nacional emerge el retrato construido por los medios de comunicación, por consiguiente, entendemos que el discurso ambientalista -en esta investigación- evidencia una situación de comunicación y, por lo tanto, debe pensarse como una práctica social y de intercambio. Así el discurso, como elemento fundante de la estructura social, resulta imposible aislarlo de su contexto histórico de producción y recepción. En este sentido, se seleccionaron medios gráficos claves que sirvieron de referencia para analizar el origen y discurso del movimiento ambientalista argentino. En principio tomaremos como base del estudio y análisis revistas pertenecientes al movimiento contracultural argentino como: Eco-contemporánea (1961-1969), Expreso Imaginario (1976-1983) y Mutantia (1980-1987), por considerarse publicaciones pioneras en temas ambientalistas de la Argentina y de debates de eco-filosofía. Además, se analizarán los espacios -escasos desde ya- que la temática de estos grupos ocupó en medios de comunicación masivos como son los diarios La Nación, Clarín y Página/12, en la década de los ochenta y noventa, para indagar cómo construyen y aportan miradas acerca de la relación que se establece entre el discurso político-social, las imágenes de la naturaleza, los recursos y los sujetos que interactúan sobre este espacio.
El trabajo se realizará a través de un enfoque histórico-ambiental donde ocupen un lugar central el origen del discurso ambientalista. Se pondrá especial atención a la construcción del discurso del medio (ubicación de los temas en el medio –secciones, páginas, carta de lectores, entrevistas-), a la agenda del medio: relevancia y continuidad de los temas; así como la ubicación en la diagramación y diseño como son los titulares, la terminología utilizada y el tratamiento de la temática. La investigación será de carácter cualitativo, descriptivo, exploratorio y comparativo. Se hará hincapié en la manera en que el medio estructura su discurso y se expresa frente a su lector, observando los disensos, las rupturas y/o las semejanzas a lo largo del periodo de estudio.
En el primer capítulo se da cuenta de la trayectoria que tiene la historia ambiental como campo de saber y, con ese objetivo, se plantea un recorrido historiográfico y conceptual de las líneas de investigación centrales que definieron la historia ambiental latinoamericana y argentina. Además, se plantea el interrogante sobre cuáles son los principales temas que se trabajan en la actualidad, también se procura distinguir cuáles son las áreas que aún permanecen vacantes en este campo de estudio. Frente a este contexto de situación, finalmente, nos proponemos introducir la pregunta por el lugar de los medios de comunicación en la construcción social del ambiente.
En el capítulo dos, se aborda la estructura teórica-metodológica que será el marco referencial para desarrollar la investigación. En esta oportunidad, el capítulo se divide en tres partes: una primera perteneciente al enfoque cultural, la siguiente vinculada al enfoque comunicacional y finalmente, el tercero, relacionado a la presentación de las herramientas concretas de análisis. Al igual que en el capítulo anterior, se presenta el derrotero de definiciones y conceptualizaciones que permiten adentrarse en la discusión sobre la acepción de dos conceptos claves que atraviesan transversalmente toda la investigación, a saber: cultura y contracultura. Del mismo modo, en la segunda parte del capítulo se trabaja sobre las definiciones de comunicación, medios de comunicación y representaciones sociales. Al tiempo que, se esboza un primer acercamiento a las generalidades del discurso ambiental en la prensa. Finalmente, se presenta la concepción de discurso con la cual se trabajará, se brindan los antecedentes de los estudios críticos del discurso y las herramientas concretas que se emplearán para desarrollar el estudio.
En este tercer capítulo se realiza una introducción sobre la concepción de crisis ambiental trazando un recorrido desde la década de los sesenta hasta los ochenta. Al mismo tiempo, se presenta el desarrollo analítico del primer caso de estudio seleccionado: la revista Eco Contemporáneo como primera publicación en abordar, en Argentina, cuestiones de índole ambiental.
El cuarto capítulo se presenta como una continuación de su antecesor, por consiguiente, se desarrolla el escenario histórico que permitió el surgimiento de la revista Expreso Imaginario -segunda fuente principal de análisis seleccionada- y, además, se expone el pertinente análisis de la publicación con relación a las cuestiones ambientales durante la década de los setenta.
El capítulo cinco, con el análisis de la tercera fuente principal de estudio que abarca la década de los ochenta, culmina la indagación de las fuentes seleccionadas para aproximarnos al surgimiento de las inquietudes de los grupos ambientalistas en nuestro país desde el ámbito contracultural.
En el sexto y último capítulo se pretende explicar las principales características de los movimientos sociales, en particular se desarrolla las singularidades de los nuevos movimientos ambientalistas y se expone el emblemático caso del proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica para instalar un sumidero nuclear en la Patagonia como primer conflicto socioambiental de nuestro país.
La investigación culmina con un breve epílogo donde se presentan algunos casos emblemáticos que acontecieron en nuestro país con posterioridad a la segunda mitad de la década de los noventa y principios del nuevo milenio, donde el eje central se encuentra en diversos conflictos socioambientales. A continuación, se expresan las reflexiones finales que se desprenden del análisis desarrollado durante los seis capítulos que componen esta tesis. Por último, se encuentra la bibliografía consultada y un anexo con Declaraciones Internacionales e imágenes significativas tanto de las revistas estudiadas como los diarios seleccionados.
En conclusión, es de esperar que esta investigación refleje de qué forma se fue gestando el pensamiento ambiental en Argentina; dando cuenta del creciente interés que ha despertado en el debate sobre los vínculos que la sociedad argentina ha establecido con su entorno natural en perspectiva histórica. De manera simultánea, se procura establecer que esas disputas en torno a la percepción de la naturaleza son batallas culturales; que la naturaleza es una construcción social, simbólica y dinámica; que la relación entre las esferas sociales y naturales requiere de un análisis integral que involucre diversos marcos teóricos y metodológicos, donde la historia ambiental adquiere mayor relevancia para brindar un enfoque crítico. En definitiva, procuramos que esta investigación se constituya como un aporte dentro del enfoque culturalista al estudio del desarrollo del pensamiento ambientalista argentino.
Adorno, T. y Horkheimer, M. (1979). La Sociedad: Lecciones de sociología. Buenos Aires, Argentina: Proteo.
Alimonda, H. (comp.) (2006). Los tormentos de la materia. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Alimonda, H. (2002). Ecología política. Naturaleza, sociedad y utopía. Buenos Aires, CLACSO.
Althusser, L. (1984 [1970]). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Buenos Aires: Nueva Visión.
Arnold, D. (2000). La naturaleza como problema histórico. El medio, la cultura y la expansión Europea. México: Fondo de Cultura Económica.
Beck, U. (1992). Risk Society: Towards a New Modernity. Londres, Inglaterra: Sage Publications.
Beck, U. (1995). Ecological Enlightenment. Nueva Jersey, Estados Unidos: Humanity Press.
Blaikie, P.M. and Brookfield H.C. (1987). Land degradation and society. London: Methuen
Castro Herrera, G. (2001). Notas para el debate de una Historia Ambiental Latinoamericana. Revista Sociedad Latinoamericana 1(3).
Castro Osorio, C (2009). Valores, creencias y normas sociales en relación con el medio ambiente en dos localidades de Bogotá. Revista Espacio Abierto 18, pp. 653-676.
Cockburn, A y Ridgeway, J (1979). Political ecology. EEUU: Time Books.
Dobson, A. (1997). Pensamiento político verde. Una nueva ideología para el siglo XXI. Barcelona: Paidós.
Duglas, M. and Wildavsky (1982). Risk and cultura. California: University of California Press.
Escobar, A. (1994). El desarrollo sostenible. Diálogos de discursos. En Revista Nueva Sociedad 23, pp. 7-25.
Escobar, A. (1999). El final del salvaje. Naturaleza, cultura y política en la antropología contemporánea. Bogotá: Ican
Florez, A. (2000). El campo de la historia ambiental: Perspectivas para su desarrollo en Colombia. Bogotá, D.C.: Pontificia Universidad Javeriana.
Gorz, A. (1980). Ecología y política. España: El viejo topo.
Leal, C. (2005). Presentación del dossier sobre historia ambiental latinoamericana. Historia Crítica (julio/diciembre), pp. 5-11.
Lezama, J. L. (2004). La construcción social y política del medio ambiente. México: El Colegio de México.
Marcellesi, Florent (2008). Ecología política: génesis, teoría y praxis de la ideología verde, Cuadernos Bakeaz, (85), pp. 1-16.
Martinez Alier, J. (2005). El ecologismo de los pobres. España: Icaria.
McNeill, John, R. (2005). Naturaleza y cultura de la historia ambiental (Versión sintetizada y traducida por Ana Rita Romero). En History and theory. Wesleyan University.
O’Connor, J. (2001). ¿Qué es la historia ambiental? ¿Por qué historia ambiental? En Causas naturales. Ensayos de marxismo ecológico. México: Siglo XXI.
Palacio, G. (2001). Naturaleza en disputa, ensayos de historia ambiental de Colombia 1850-1990. Bogotá, Colombia: UNIBIBLOS.
Palacio, G. (2002). Notas sobre la noción de conflicto ambiental: ¿un nuevo matiz en el análisis histórico?. En Palacio, G. y Ulloa, A. (eds.). Repensando la naturaleza. Encuentros y desencuentros disciplinarios en torno a lo ambiental. Colombia: Panamericana Formas e Impresos S.A, (pp.193-203)
Palacio, G. (2006). Breve guía de introducción a la Ecología Política (Ecopol): Orígenes, inspiradores, aportes.
Pérez, S. y Aymá, A. (2015). Teorías y análisis del discurso. Bernal, Argentina: Universidad Virtual de Quilmes.
Santamarina Campos, B. (2006). Ecología y poder. El discurso medioambiental como mercancía. España: Catarata.
Wolf, E.R. (1972). Ownership and political ecology. Anthropological Quarterly 45(3), pp. 201-205.
Zarrilli, G. A. (2011). Historia ambiental: nuevas miradas y perspectivas en la historiografía argentina. En N., Blacha-Girbal y B., Moreira (comps.). Producción de conocimiento y transferencia en las Ciencias Sociales (pp. 53-74). Buenos Aires: Imago Mundi Ediciones.
Zarrilli, G. A. (2014). Argentina, tierra de promisión. Una interpretación historiográfica de las relaciones entre la historia rural y la historia ambiental. Revista de Historia Iberoamericana, abril, pp. 107-132.