Ana Milena Passarelli (2023). La Local: un estudio de jóvenes (y) policías en Quilmes. 1ª edición. Editorial Universidad Nacional de Quilmes. Colección Crímenes y violencia dirigida por Esteban Rodríguez Alzueta, Bernal, Buenos Aires, Argentina, 119 p., ISBN 978-987-558-861-5.
Francisco José Manuel Ortino“La Local: un estudio de jóvenes (y) policías en Quilmes” reúne los resultados de una investigación llevada a cabo por Ana Milena Passarelli en su tesis de maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.
El libro se estructura en cuatro capítulos. En el primero de ellos, “Seguridad y política local”, presenta las discusiones sobre seguridad y cómo esto aportó en la puesta en marcha de “Policías Locales”. En el segundo capítulo, “Novatos: ser policía local”, se observa cuáles fueron los motivos para que diferentes jóvenes tomaran la decisión de incorporarse a esta nueva experiencia. Asimismo, a partir de entrevistas, la autora analizó los deseos, temores y limitaciones a la hora de salir a la calle como oficiales. En el tercer capítulo, “Jóvenes policías o policías jóvenes”, indagó qué pasó con esos jóvenes y su juventud: sus posiciones de miembros de una fuerza de seguridad, cómo son afectados en sus formas de construcción de ser jóvenes y cómo se relacionan con otras juventudes. A partir de esto, exploró cuáles son las diferentes formas de relacionarse entre ellos y qué estrategias desarrollaban. Por último, en diálogo con las consideraciones expuestas en los diferentes capítulos, reflexionó sobre cómo la inseguridad se transformó en un problema público.
Por otra parte, me interesa resaltar los aportes que realizó para pensar las políticas de seguridad, en particular lo relativo a la idea del giro local o cómo fue una experiencia marcada por la necesidad de dar respuesta desde las jóvenes policías locales. Allí, cabe advertir que tuvo en cuenta las motivaciones que llevaron a los jóvenes a participar de la nueva fuerza, así como también las tensiones con las que se enfrentaron.
En el inicio del texto, Passarelli contextualizó los procesos de deliberación que practicaron en la Provincia de Buenos Aires con relación al problema de la inseguridad y que desembocaron en la puesta en funciones de las Policías Locales. Es así que, en el desarrollo analizó la gestión del entonces gobernador Daniel Scioli, y mostró una línea de continuidad entre gestiones de diferente signo político. De esta manera, dio cuenta de cómo se generaron determinados climas de época donde las discusiones estuvieron marcadas por las urgencias electorales y la necesidad de dar respuestas visibles a la ciudadanía. Una ciudadanía influenciada por el abordaje de los medios de comunicación en la producción de sentidos y la generación de mayores demandas de seguridad.
La autora contextualizó los vaivenes políticos que concluyeron con la implementación de la Policía Local y presentó cómo funcionó la fuerza a partir del caso particular del municipio de Quilmes. Ante esto, se hace oportuno aclarar que la nueva policía surgió al calor de las discusiones que se sucedieron en el interior de las diferentes posiciones políticas acerca de cómo llevar a la práctica la iniciativa. La falta de acuerdos engendró la local que apareció a través de la Resolución N° 835/14 del Ministro de Seguridad Provincial. Entonces, ante el reclamo por mayor seguridad que circulaba en las diferentes ciudades, se puso en funciones la policía local. Se trató de una nueva fuerza preventiva, que a partir de su visibilidad y cercanía con los vecinos, recuperara la construcción de lazos con la ciudadanía. Una fuerza policial cuya principal tarea es “hacer imagen” y que, además, pueda modificar y revertir la imagen de la “maldita policía” que pesaba sobre la Bonaerense. Sobre esa policía que emergió de las coyunturas políticas, del “bacheo electoral” 1y de las soluciones cortoplacistas.
A lo largo del libro, se planteó otro debate que resulta oportuno detenerse sobre el giro local de la seguridad. Es decir, cómo los municipios asumieron cada vez mayores responsabilidades, creando áreas para hacer frente a las demandas ciudadanas y tareas de seguridad preventiva, una función que hasta hace muy poco recaía en las propias agencias policiales. En tal sentido, a medida que los intendentes fueron interpelados por sus vecinos o grupos de vecinos sobre cuestiones que atañen a la inseguridad, los municipios pusieron en marcha diferentes espacios con el propósito de dar una respuesta a una demanda en aumento. A partir de ello la autora observó que la prevención no estaba marcada únicamente por la incorporación e intervención del espacio público con cámaras de seguridad, botones antipánicos, corredores seguros, sino también con la presencia en la calle de efectivos policiales y móviles. En tal sentido, el libro explicó cómo este giro local en materia de seguridad buscó ser una de las respuestas.
A su vez, la autora realizó un trabajo de campo con entrevistas desarrolladas en tres momentos distintos, lo que le permitió observar el proceso en su totalidad. A través de las palabras de los propios protagonistas, exploró las vivencias de las diferentes camadas que se recibieron como oficiales de la Policía Local en Quilmes. En este sentido, al igual que otros investigadores que han estudiado distintas fuerzas policiales en Argentina (Bover, Sirimarco, Frederic, Rodríguez Alzueta, etc.), Passarelli sostuvo que dentro de la institución policial circulaban múltiples experiencias de vida y era necesario reponerlas para comprender su complejidad.
Desde esta perspectiva, presentó diferentes cuestiones que hicieron de la experiencia de la policía local, una práctica novedosa. Por un lado, las “motivaciones” a la hora de elegir ingresar a la policía local, identificando la búsqueda de un trabajo estable y en blanco, que resolviera la desocupación, la precariedad o la inestabilidad laboral que experimentaban. En tal sentido, los jóvenes ponderaban otros elementos como, por ejemplo, llevar adelante su trabajo en la ciudad en la cual residían, mantener sus vínculos (familiares y de amistad) y la formación sin carácter de internado.
Por otro lado, se detectan las “tensiones” que fueron produciéndose en las vivencias de cada uno de los agentes. Tensiones provocadas por las desprolijidades en la discusión de creación y de implementación. Así, la dependencia ministerial, la rotación de las conducciones, el papel desdibujado de los intendentes en la administración de la nueva fuerza y el destrato por parte de los miembros de otras fuerzas de seguridad (principalmente la Policía de la Provincia de Buenos Aires), marcaron la experiencia de los jóvenes que se sumaron a la Local.
Por lo tanto, al abordar el tema de las rotaciones en las conducciones de la Local, demostró que eran vividas por los oficiales como una presión porque significaba volver a empezar: generar nuevamente grados de confianza con los vecinos. En cuanto a la conducción y su respectivo control, Passarelli expuso cómo quedaba desdibujado el papel del intendente, quien solicitaba contar con estas policías producto del reclamo de parte de la ciudadanía. Las fuerzas no eran controladas políticamente.
Estos jóvenes oficiales que salieron a la calle tuvieron como objetivo el construir una nueva mirada sobre las fuerzas de seguridad. Dado que, las mismas estaban marcadas por la creciente desconfianza social con la que contaba “La Bonaerense”. Esto se vio reflejado en las relaciones conflictivas entre ellas porque tuvo injerencia en los territorios controlados por la Bonaerense. Se produjo una forma de mirarlos y nombrarlos por parte de la policía de la Provincia de Buenos Aires al denominarlos “los pitufos” a los policías locales en referencia al color del uniforme que iban a tener. Y por otro lado, a la ingenuidad producto de ser jóvenes. Asimismo, algo que se desprendió de las entrevistas fue cómo sufrían esta relación que estaba en disputa con las otras fuerzas, porque eso los posicionaba en un lugar de permanente construcción de permanencia e identidad.
Además, el libro permitió conocer --a partir de los intercambios que se suceden con los jóvenes policías-- el por qué de su ingreso a la local, cómo perciben su trayecto y cómo se relaciona todo esto con su juventud. Cuestiones que la autora problematizó en relación a la pregunta sobre la condición juvenil y el trabajo. En ese sentido, planteó cuestiones emparentadas a sus vínculos familiares, sus amistades, al lugar del tiempo libre y el ocio. Se preguntó en qué momentos pesó más el estatus juvenil y en qué momentos el estatus policial, identificando tres modos en los que se narraban estas vivencias. Finalmente, nos propuso pensar la relación entre los jóvenes policías y aquellos jóvenes que no formaban parte de la fuerza, pero con los cuales tienen que interactuar en el cotidiano de su trabajo. Desarrolló los distintos momentos que se produjeron en esa interacción y las estrategias que desplegaron los policías.
A modo de cierre, me gustaría señalar que el libro aporta un espacio para pensar la seguridad y las manifestaciones de su tiempo. Por otro lado, se puso en discusión el rol de las gestiones locales al tener que asumir una responsabilidad de dar respuestas y trabajar en prevención. Así, ubicó la creación de las “Policías Locales”, la experiencia novedosa relacionada con los jóvenes, el pensar el espacio de oportunidad laboral y el valor de vivir en la misma ciudad donde se tiene que trabajar. Una juventud en contacto con una institución que marca sus cuerpos, las maneras de construirse y de ser mirados por otros.
En consecuencia, el aporte que tuvo "La Local" fue la forma de acercarnos a las instituciones policiales y en este caso a la iniciativa que tuvo lugar en Quilmes. A partir de brindarnos a los lectores herramientas para conocer por qué se dan estas decisiones y reflexionar por qué diferentes jóvenes eligieron ser parte de esta nueva policía.