Estrategia académica territorial en economía popular, social y solidaria: la propuesta de los nodos territoriales del Proyecto CREES-UNQ
Territorial academic strategy in popular, social and solidary economy: the proposal of the territorial nodes of the CREES-UNQ Project
Anahí Monzón Guillermina Mendy Vanessa SciarrettaEn 2013 fue creado el Observatorio Sur de la Economía Social y Solidaria “CREES” (Construyendo Redes Emprendedoras de la Economía Social) como una Unidad Académica del Departamento de Economía y Administración (DEyA) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), de Buenos Aires, Argentina.1 Desde entonces ha desarrollado propuestas con el objetivo de consolidar el trabajo de extensión, investigación, formación y voluntariado universitario que el equipo promotor de economía social y solidaria (ESS) impulsa desde 2006.
Desde el Observatorio se busca contribuir a la promoción, visibilidad y fortalecimiento del sector y fortalecer la formación conceptual y experiencial de estudiantes, graduados/as y docentes de distintos ámbitos de inserción, fomentando el desarrollo de prácticas sistémicas y articuladas en distintas instancias (extensión, formación e investigación) y la participación en espacios de construcción académica y territorial.2
Como afirman Pastore y Altschuler (2015), el CREES es
una propuesta universitaria comprometida de manera intelectual y política con la construcción social de conocimientos útiles para potenciar las prácticas socioeconómicas democráticas y asociativas orientadas a la ampliación y el mejoramiento de la vida; prácticas insertas en entramados materiales y simbólicos socio-históricamente construidos, es decir, en determinados territorios (p. 14-15).
La propuesta de vinculación territorial se basa en el trabajo articulado con la comunidad y la diversidad multiactoral. Desde la sinergia, busca profundizar y fortalecer el desarrollo de la economía popular social y solidaria, con un horizonte de inclusión y justicia social. De este modo, se intenta potenciar la construcción de estrategias asociativas socio-productivas y de mercados sociales, colaborar con las que ya existen, y fomentar nuevas estrategias de innovación, acompañamiento técnico y políticas públicas para su fortalecimiento en perspectiva de conformación y consolidación de circuitos socioeconómicos (Pastore, 2020).
Nuestro posicionamiento como docentes extensionistas e investigadoras se enmarca en la creciente presencia y desarrollo conceptual, metodológico y de experiencias, particularmente en América Latina, de la economía popular, social y solidaria (EPSS), una de las múltiples formas de nombrar una compleja diversidad de prácticas y trayectorias colectivas. Siguiendo a Pastore (2010), nos proponemos vincular y utilizar, al menos, tres dimensiones de análisis:
a. una dimensión de trayectorias empíricas sobre otra forma de hacer economía que une la finalidad social de reproducción de la vida con dinámicas organizativas de gestión asociativa, democrática y autogestiva;
b. una dimensión política de proyectos de sociedad en disputa, que se debate entre la adaptación a las lógicas de funcionamiento económico existentes versus la capacidad para transformar dichas reglas en pos de profundizar la democracia y la solidaridad;
c. una dimensión simbólica referida a las maneras de conceptualizar y entender las prácticas sociales en la acción económica, que pone foco en las condiciones de reproducción de la vida y en las formas de vinculación de los seres humanos entre sí y con el entorno natural.
En este sentido, reconocemos distintos puntos de encuentro entre nuestras prácticas territoriales universitarias, nuestras metodologías, y los debates que se presentan en los espacios formativos, específicamente en lo que concierne a la dimensión de análisis del territorio y el desarrollo, y el rol de los actores territoriales como facilitadores de estos mismos procesos (Costamagna y Larrea, 2017).
Particularmente, desde el proyecto CREES consideramos al territorio como un campo en disputa, una construcción social donde las relaciones de poder y los conflictos tienen una centralidad en su análisis y donde los actores sociales producen y reproducen sus prácticas, sentidos y valores. El territorio es nuestro punto de partida, constructor de identidad, de saberes locales, de pertenencia; el territorio es un sistema complejo definido por distintos componentes locales y globales, históricos, políticos, económicos y simbólicos (Altschuler, 2013).
El territorio es, por tanto, presentado en su conceptualización multidimensional como realidad tangible y material, como práctica y como representación, como valor cultural, identidad colectiva, especificidad espacial, sede social de las más variadas relaciones y dinámicas.
En esta línea, nos posicionamos desde una perspectiva metodológica de Investigación Acción Participativa (Fals Borda, 2009; Altschuler, Niño y Pagani, 2022), donde la reflexión sobre las prácticas se propone desde un diálogo de saberes y de manera articulada con los actores involucrados en nuestros procesos, partiendo de la observación de las prácticas para generar una reflexión sistemática, crítica y permanente y, así, transformarlas.
En este escenario, la UNQ, en articulación con las experiencias de EPSS, cumple un rol importante en el fortalecimiento de las políticas públicas participativas para el desarrollo de alternativas socioeconómicas, en particular si orienta los saberes en la perspectiva de co-construcción de conocimiento que vincule experiencias, realidades contextualizadas, prácticas-haceres y reflexiones socialmente útiles en los entramados socio-políticos en los cuales la Universidad se encuentra inserta.
1 Puede visitarse su sitio web: https://observatorioess.org.ar/.
2 Véase el Informe Observatorio del Sur de la Economía Social y Solidaria CREES 2018-2022 de Bárbara Altschuler (inédito a la fecha).
Durante las últimas décadas, en nuestro país y en distintos países de Latinoamérica, se ha producido una destacable expansión de iniciativas y emprendimientos socioeconómicos de sectores populares y de organizaciones de apoyo como respuesta social a situaciones de pobreza, precariedad laboral y exclusión social. Estas iniciativas socioeconómicas tienen un peso relevante y estructural en el sistema económico actual y presentan características distintivas, centradas en el trabajo humano y en las capacidades de sus integrantes, siendo su fin la reproducción de la vida de las y los trabajadores. Es una economía que crea valor y trabajo, y se reinventa generando vínculos, formas creativas de resolución de necesidades, integración social y redes territoriales. Aún así, es considerada como un subsistema marginal.
La EPSS está conformada por una alta proporción de mujeres, cuyas tareas de reproducción y cuidado son invisibilizadas a pesar de ser vitales para la sociedad en su conjunto. Su desempeño presenta una serie de restricciones estructurales que condicionan su desarrollo, como la inestabilidad laboral y de ingresos, las complejidades de formalización, las dificultades de desarrollo y certificación de productos y mercados, de financiamiento y de logística, entre otras.
Es por ello que resulta determinante acompañar estas iniciativas socioeconómicas como estrategia de inclusión y desarrollo socioeconómico asentado en territorios y en las comunidades. Crear las condiciones para favorecer las prácticas existentes frente a las crisis económicas y sociales requiere medidas de acompañamiento para la construcción de un tejido social y económico sólido, siendo necesario fortalecer estas experiencias con herramientas e instrumentos para potenciar su desarrollo.
En este sentido, es fundamental desplegar acciones formativas y de asistencia técnica para estas iniciativas socioeconómicas, que apunten a garantizar su sostenibilidad y dar respuestas innovadoras a aspectos asociados a la generación de trabajo y valor agregado en el territorio.
De esta manera, el Proyecto CREES, desde la UNQ, propone el acompañamiento al desarrollo de capacidades territoriales a partir del impulso de diversas estrategias que promueven la construcción y el fortalecimiento de estas iniciativas socioeconómicas y del campo profesional en EPSS; estrategias que impulsen la formación de “personas que de forma individual o en el contexto de un equipo de personas facilitadoras, asumen el rol de generar condiciones para que los actores del desarrollo territorial (DT) puedan reflexionar, decidir y pasar a la acción” (Costamagna y Larrea, 2017, p. 66). Articular estas actividades con prácticas en el territorio favorece el desarrollo de capacidades técnicas y organizativas, mejora la productividad y la organización de los cuidados, facilita el acceso a mercados más amplios y a niveles crecientes de asociativismo en el marco del desarrollo socioeconómico local.
En este marco, resulta de gran importancia la creación permanente de plataformas, dispositivos y proyectos universitarios para el acompañamiento y el fortalecimiento de personas facilitadoras del DT, generando así una constante interacción y vinculación entre la dimensión académica, el territorio y el campo profesional.
Desde esta estrategia de desarrollo de capacidades, en los últimos años la cuestión de las/os graduadas/os de las carreras en ESS de la UNQ y la construcción de su campo profesional ha tomado una importancia central en los objetivos del Proyecto CREES, de cara al fortalecimiento del campo de la EPSS. Siguiendo a Bourdieu (1995), y retomando algunas consideraciones sobre la noción de campo, podemos considerar a la EPSS como “espacio social que, frente a la idea de dependencia de poderes externos, goza de una autonomía relativa en su funcionamiento. (...) Que se estructura en torno a un capital específico –un saber-poder– que se distribuye desigualmente” (Bourdieu, 1995, citado por Mainer Baqué, 2009, p. 3).
Consecuentemente con esta definición, abordamos la cuestión del campo profesional, deteniéndonos en las cuatro dimensiones que condicionan su existencia: un grado de autonomía; la construcción de un saber específico; cierto grado de institucionalización; estructuración a partir de un habitus (Mainer Baqué, 2009; Gómez y Ríos, 2013).
A partir de trabajos previos en torno al campo profesional de la EPSS, pudimos dar cuenta de diferentes cuestiones que responden a estas dimensiones: las percepciones de las/os profesionales vinculadas a disponer de herramientas y saberes específicos que mejoran su actividad laboral; la notable vinculación de las actividades laborales con el campo de la EPSS; la identificación de saberes específicos desarrollados y adquiridos en el trayecto formativo, tales como la dimensión vincular y la territorialidad, entre otras (Altschuler, Mendy y Zeballos, 2020; Mendy, 2022). Entonces, podríamos hablar de la EPSS como campo y, consecuentemente, de su campo profesional, en un proceso de construcción reciente. Un campo profesional que comienza a desarrollarse con la graduación de las/os primeras/os técnicas/as en ESS, tanto universitarias/os como de formación superior, y son ellas/os –con sus características y trayectorias– quienes le dan su impronta. Un campo profesional donde se ponen en juego la génesis y las características de una carrera universitaria en ESS del conurbano sur de la provincia de Buenos Aires, como así también de tantas otras carreras de formación superior en EPSS del país.
Como se ha mencionado, desde la UNQ esta construcción se acompaña por una diversidad de plataformas y dispositivos académicos territoriales. Particularmente, nos detendremos aquí en la propuesta de territorialización del CREES a partir del desarrollo de la comunidad de prácticas y los nodos territoriales.
Cuando hablamos de “comunidades de prácticas”, siguiendo a Wenger (1998), hacemos referencia a un “grupo de personas que se implican activamente en procesos colaborativos de resolución de problemas apoyándose en la experiencia y el conocimiento al mismo tiempo compartido y distribuido entre todas ellas” (citado en Coll, 2009, p. 7). Así, la comunidad de prácticas es el proceso de vinculación e integración de docentes, estudiantes y egresados y egresadas de los trayectos educativos en ESS del CREES-UNQ para el desarrollo de prácticas educativas y económicas territoriales. En este sentido, esta comunidad de prácticas busca consolidar y/o generar iniciativas económicas o actividades educativas formativas territoriales que vayan delineando el campo profesional de los/as diplomados/as, técnicos/as, especialistas y profesionales en general que se forman y gradúan en ESS.
Cabe señalar en este punto que, desde la propuesta pedagógica en ESS de la UNQ, a través del desarrollo de prácticas educativas y profesionalizantes, se buscan dos grandes objetivos: la integración y contrastación empírica de los conocimientos construidos y apropiados socialmente y el aporte al desarrollo concreto de experiencias territoriales de la EPSS en que participe la comunidad de prácticas. Estos objetivos implican el desarrollo de propuestas que buscan, en tanto trayecto formativo, consolidar el campo profesional y potenciar capacidades en:
● trabajo en equipo y comunidad de prácticas en procesos de construcción, apropiación y socialización del conocimiento;
● posicionamiento y reflexión crítica y situada sobre la configuración territorial, a partir de su multidimensionalidad (política, económica, social, cultural, geográfica);
● reconocimiento de actores e instituciones territoriales, con su diversidad de visiones, intereses y vínculos, desarrollando habilidades y aprendizajes para potenciar los recursos y capacidades de los sujetos, grupos, organizaciones y comunidades; y
● contribución a procesos de Investigación acción participativa, generando diagnósticos y formulación, ejecución y evaluación de estrategias y proyectos de desarrollo en EPSS.
Al mismo tiempo, en una estrategia conjunta entre la propuesta pedagógica y la propuesta de territorialización del proyecto CREES, en el plano territorial y organizativo se proponen actividades que, en tanto campo profesional de la EPSS:
● aporten a la construcción colectiva de la EPSS en los territorios de pertenencia;
● identifiquen problemáticas y necesidades del territorio y de la comunidad, indagando potenciales estrategias en clave de EPSS y buscando sumar voluntades y aportes para desarrollar acciones respectivas;
● colaboren en el fortalecimiento o creación de redes asociativas y circuitos de valor en ESS, en articulación con políticas públicas hacia el sector; y
● contribuyan a la puesta en valor de capacidades y recursos territoriales para impulsar estrategias de gestión socioeconómica orientadas al desarrollo territorial inclusivo y sustentable, integrando criterios y valores de la EPSS.
De este modo, la comunidad de prácticas ha adoptado como estrategia académico-territorial de intervención y desarrollo de prácticas sostenibles en EPSS el dispositivo de nodos para la territorialización práctica-académica de la formación y el desarrollo económico.
Nos referimos al “nodo territorial”, en tanto estrategia académico territorial en EPSS, como un espacio de integración de actividades de formación y desarrollo socioeconómico, a las que se le pueden sumar otro tipo de actividades que contribuyan al desarrollo territorial. El desarrollo de nodos territoriales es una propuesta vinculada a las/os estudiantes y graduados/as de nuestra Universidad en sus territorios de acción, que busca contribuir a proyectar el campo profesional y potenciar las habilidades de promoción, coordinación y el desarrollo de la EPSS. Se proponen dos grandes líneas de desarrollo en los nodos: por un lado, mercados y estrategias de comercialización solidaria, y por otro, espacios de formación y aprendizaje en EPSS.
Siendo el nodo una estrategia académico-territorial, resulta clave para el fortalecimiento de las capacidades locales potenciar desde allí la articulación con otras entidades educativas y científico-técnicas, en particular otras universidades públicas, como así también favorecer las instancias de articulación y vinculación institucional con actores y gobiernos locales. Como sostiene Arocena y Marsiglia (2017), se generan “relaciones de proximidades en los territorios que facilitan la cooperación, la coordinación, la negociación y la construcción de horizontes comunes” que contribuyen a la construcción de sistemas de “innovación institucional y productivos territoriales” (Costamagna y Larrea, 2017).
En el próximo apartado nos proponemos presentar el caso del nodo territorial de Ezpeleta, una experiencia vigente de territorialización del Proyecto CREES.
La estrategia de Nodos es asumida por el Proyecto CREES como propuesta metodológica desde el año 2018. Durante una primera etapa de formación y consolidación, se definieron de forma participativa 4 territorios, que son ámbitos de trabajo actuales del Proyecto en su integralidad de funciones.
Uno de ellos fue la localidad de Ezpeleta, en el Partido de Quilmes (Bs. As.), donde se encuentra ubicada la Escuela Secundaria de Educación Técnica Universitaria de la UNQ (ESET-UNQ).
La Escuela se crea en el año 2014, a partir del Proyecto de creación de Nuevas Escuelas Secundarias con Universidades Nacionales del Ministerio de Educación de la Nación (Andrade y Schneider, 2017). En consonancia con el objetivo del programa de incluir a jóvenes en situación de desigualdad social y educativa, se decide emplazar la escuela en el barrio La Resistencia de Ezpeleta Oeste, Quilmes. 3
La ESET-UNQ es actualmente una escuela pública y gratuita que depende de la Universidad, en acuerdo con el Ministerio de Educación de la Nación. Cuenta con tres orientaciones (Programación, Alimentos y Comunicación), modalidad de jornada extendida, servicios de desayuno, almuerzo y merienda en horario escolar, y los “Talleres de los Sábados”, un espacio educativo de contención, creación, arte y recreación abierto a las/os jóvenes de la comunidad y un centro de referencia para ellos/as y sus familias.
La ESET-UNQ es la construcción de un proyecto colectivo que busca dar una respuesta propia de la Universidad al imperativo de ofrecer condiciones pedagógicas, didácticas y materiales más justas para los/las jóvenes del distrito. La escuela planifica y pone en marcha un importante número de propuestas de innovación pedagógica y de atractivo académico: participación en proyectos de extensión de la UNQ, participación y puesta en marcha de eventos culturales diversos, múltiples salidas educativas con diferentes objetivos pedagógicos, creación de espacios específicos para acompañar las trayectorias escolares de cada estudiante, entre otros.
El contexto territorial: Barrio La Resistencia de la localidad de Ezpeleta
La localidad de Ezpeleta fue fundada en el año 1904 y declarada ciudad en 1973. Se encuentra ubicada en la Provincia de Buenos Aires, en el sudoeste del partido de Quilmes (sur del Gran Buenos Aires), y limita con los partidos de Berazategui y Florencio Varela. Cuenta con una estación de trenes que intermedia el servicio metropolitano de la Línea General Roca desde la Estación Plaza Constitución a las estaciones La Plata y Bosques. Según el censo de 2010, contaba con 79.557 habitantes, distribuidos 53.191 de ellos en Ezpeleta Este y 26.366 en Ezpeleta Oeste.
La zona donde se encuentra Ezpeleta originalmente era una extensa área rural dedicada a la agricultura y la ganadería. Los primeros pobladores eran, en su mayoría, inmigrantes europeos provenientes principalmente de España e Italia (1870-1930). Cuando la corriente de inmigración cambió de Europa a Latinoamérica, los nuevos pobladores de esta ciudad llegaron de Bolivia, Paraguay, Perú y Chile. A mediados de las décadas de 1970, 1980 y 1990 se producen tomas de terrenos, donde la gran mayoría de los/as habitantes eran de las colectividades bolivianas, paraguayas, peruanas y también compatriotas de provincias del norte de nuestro país. Se trata de un territorio atravesado por diversas olas migratorias de poblaciones, y donde persisten situaciones de precariedad y marginalidad social y económica. 4
No obstante las difíciles condiciones, podemos decir que nos encontramos frente a un territorio y comunidad local que ha sabido luchar y organizarse para satisfacer sus necesidades y organizar la provisión básica de servicios de proximidad vitales (agua, gas, sanitarios), reivindicando “espacios educativos” que contribuyan a la calidad de vida de sus habitantes.
Es en el barrio "La Resistencia", ubicado en la localidad de Ezpeleta, que hoy en día se encuentra ubicada la ESET-UNQ, en articulación con la cual se impulsa la conformación de un nodo territorial de la EPSS.
El nombre del barrio, La Resistencia, nos habla de su historia y de sus habitantes. Se desarrolló a partir de la toma de terrenos y nace de un asentamiento de familias de trabajadoras/es informales y trabajadoras/es asalariados en su mayoría migrantes, con casas bajas –algunas de material, otras de madera– en su mayoría ubicadas en calles de tierra. Las necesidades del barrio llevaron a vecinos/as a formar uniones vecinales y sociedades de fomento, mutuales (organizaciones de la sociedad civil y de la economía social tradicional) con la intención de hacer frente a la ausencia de servicios básicos como luz y gas, calles y asfaltos, escuelas primarias y jardines, unidades sanitarias, etc.
En el año 2004, un grupo de vecinos/as se reúnen para expresar su descontento con la decisión de los gobiernos provincial y municipal de llevar adelante la construcción de una alcaldía en un terreno baldío en el barrio La Resistencia y luego de diversas acciones colectivas de los/as vecinos/as lograron que se suspenda la iniciativa y se reconozca la demanda de la comunidad de construir allí un polo educativo.
Finalmente, en el año 2015 se inaugura el edificio de la ESET-UNQ que venía funcionando desde su fundación (2014) en el Centro de Integración Comunitario (CIC) “2 de abril” y en la sede de Bernal de la UNQ.
La EPSS en la ESET-UNQ
A partir de esta presentación de la ESET y de su territorio de pertenencia, nos adentramos a analizar el caso del nodo territorial de Ezpeleta a partir del trabajo que se viene realizando desde el Proyecto CREES.
En términos de la dimensión simbólica de la EPSS, consideramos que el campo de la educación y los espacios de formación son protagonistas en tanto constructores de sentidos y debates conceptuales que posibilitan y potencian el desarrollo de procesos socioeconómicos. Desde esta dimensión se disputan las concepciones hegemónicas de la economía tradicional y se ponen en agenda otras formas de hacer y pensar la economía. Estos procesos educativos, acompañan y potencian el desarrollo de las trayectorias empíricas de la EPSS que van aconteciendo en los territorios, aportando a lo que Razeto (2010) denomina el desafío de la “identidad del sector”. Al mismo tiempo, consideramos que las herramientas que brindan el cooperativismo y la EPSS constituyen una posibilidad de desarrollo territorial y de mejoras en la calidad de vida de la comunidad, cuyo territorio resulta fértil para el impulso de iniciativas de la economía popular, social y solidaria.
En esta línea, y a partir de una decisión institucional de que las prácticas educativas se trabajen en clave de EPSS, es que a partir del año 2017 se comienzan a desarrollar, en el marco del Observatorio Sur de la ESS, diversos proyectos con el objetivo de promover prácticas socioeducativas y desarrollo sociocomunitario en el área de influencia de la ESET-UNQ; proyectos de extensión, de investigación y de formación (prácticas profesionales) que vienen aportando al objetivo.
En este sentido, entre los años 2017 y 2019 se desarrolló Proyecto de Investigación “Construyendo metodologías educativas innovadoras desde y para el Cooperativismo y la Economía Social y Solidaria”, financiado por el Programa de Cooperativismo y Economía Social en la Universidad de la Secretaría de Políticas Universitaria (SPU) del Ministerio de Educación de la Nación, en el marco de la 4ta. Convocatoria de Proyectos de Investigación y Constituciones de Redes. Este proyecto tuvo como objetivo generar materiales y propuestas metodológicas innovadoras para la pedagogía y la educación en EPSS y Cooperativismo, desde el intercambio y la sistematización de experiencias educativas de jóvenes y adultos en clave de ESS. A partir del intercambio y la sistematización de experiencias educativas de jóvenes y adulto/as que aportaron herramientas metodológicas que hacen a la educación cooperativa se elaboró, de forma colectiva, una propuesta pedagógica innovadora para la educación en EPSS y Cooperativismo, para instalar y multiplicar, como "caja de herramientas" en diversos ámbitos educativos. Se trabajó con experiencias educativas que en su práctica construyen, reelaboran y adecuan materiales e instrumentos que enriquecen y sostienen la labor de intercambiar otro tipo de conocimientos y aprendizajes (Mendy y Pastore, 2021).
A su vez, en un trabajo de sinergia de las funciones universitarias, en los cuartos años de la ESET-UNQ se dicta la materia Taller de Prácticas Profesionales, en clave de Economía Social y Solidaria.
La misma es dictada por docentes de Economía Social y Solidaria de la UNQ, con el objetivo de que el tramo de las prácticas profesionales de los estudiantes se inicie desde una perspectiva del trabajo cooperativo y el mundo de la ESS, promoviendo prácticas socioeducativas y desarrollando capacidades emprendedoras, asociativas y autogestivas, para el desarrollo comunitario (Mendy y Martínez, 2020, p. 2).
En esta misma línea de trabajo, se desarrollan desde el año 2017 proyectos de extensión vinculados al desarrollo de prácticas socioeducativas en ESS en el marco de la ESET-UNQ y su comunidad. Desde allí, se impulsan diversas líneas de acción vinculadas a los diferentes actores de la comunidad educativa, estudiantes, docentes, familias y comunidad, graduados/as. Entre estas acciones, podemos destacar cursos de extensión universitaria para docentes de la escuela vinculados a la temática, la organización y ejecución de la Feria de Intercambio Solidario, talleres de reflexión sobre el cooperativismo con estudiantes y graduadas/os, la declaración del día del/la estudiante solidario/a y la realización de actividades alusivas en la escuela para dicha ocasión, la realización de mapeos y relevamientos territoriales vinculados a emprendimientos en la comunidad de Ezpeleta.
Es así que la integración de funciones en EPSS en el marco de la ESET, ha adoptado el dispositivo de nodos territoriales como estrategia de intervención y desarrollo de prácticas sostenibles para la territorialización práctica-académica de la formación y el desarrollo socioeconómico, contribuyendo de tal manera a la conformación del campo profesional de la EPSS y potenciando las habilidades de promoción y coordinación en territorio.
3 Ubicación Geográfica: https://goo.gl/maps/BLxM7FwXgZPkKhVv7
4 Según un reciente informe sobre vulnerabilidad social en Quilmes, su barrio lindante es de alta vulnerabilidad, tomando en cuenta los indicadores: viviendas con calidad constructiva insuficiente, hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI), conexión a cloaca, agua y gas en red por hogar y cuestiones ambientales (Instituto De Estudio y Administración Local [IDEAL], 2017).
La feria de intercambio solidaria en la ESET-UNQ como dispositivo de intervención y punto de partida
Pensando la estrategia del nodo territorial, destacamos el dispositivo de la Feria de Intercambio Solidario (FIS) que se impulsa desde 2017 en la ESET-UNQ en tanto punto de partida y antecedente a seguir.
La FIS es organizada por los proyectos de extensión vinculados a EPSS en la ESET-UNQ y la materia Taller de Práctica Profesional de 4to año de la Escuela. La inclusión en el programa de 4to año significa que la actividad se encuentra institucionalizada. La FIS también es el punto de encuentro de distintos proyectos.
Desde sus inicios, esta actividad tuvo los objetivos de contribuir a mejorar las condiciones de abrigo de la comunidad de Ezpeleta; generar espacios de encuentro e intercambio solidario en la comunidad; y promover capacidades emprendedoras, asociativas y socio comunitarias en los/as estudiantes de la ESET-UNQ. Estos objetivos se fueron ampliando y la FIS fue el punto de partida de diversas prácticas socioeducativas. Esta actividad requiere una acción planificada junto a todas las personas participantes y que los/as estudiantes incorporen conocimientos para la confección de un proyecto, que asuman tareas y roles en la organización previa y durante el evento, así como también en la evaluación de la experiencia, instancia en la que también se contabiliza lo recaudado y se define en forma asamblearia a que se destinará.
En la FIS se utiliza el Crédito a la Comercialización Solidaria. Se presenta mediante la circulación de una moneda alternativa, que caduca una vez finalizada la misma, y que permite que estudiantes y comunidad asuman otro modo de intercambio comercial, en donde se ponderan otros valores.
La FIS es de gran aporte a la conformación de los grupos de estudiantes; aparece como un objetivo a alcanzar, un proyecto en el que el trabajo grupal es fundamental. Promueve el sentido de pertenencia, alentando las prácticas cooperativas y asociativas, y el desarrollo de habilidades socioemocionales, expresa su coherencia en la propia experiencia, lo que se ve reflejado en su concreción y en la participación de toda la comunidad educativa: no solo se aprende en grupo, sino que también se enseña en grupo.
Este dispositivo amplía el conocimiento de la comunidad y el territorio de jóvenes y estudiantes y sus trayectorias, promueve la articulación con otras organizaciones barriales e instituciones que, a su vez, permite conocer los distintos ámbitos en que se desarrollan los/as jóvenes, lo que enriquece significativamente el intercambio y el acompañamiento.
Actualmente, estas líneas de trabajo se integran en la Mesa Transversal de Juventudes y Trabajo y de Desarrollo emprendedor del DEyA de la UNQ, desde la cual se impulsan dos líneas que proponen facilitaciones para la inserción en el mundo del trabajo de las juventudes y grupos vulnerables:
● El desarrollo de capacidades personales y colectivas: habilidades socioemocionales y construcción de proyectos.
● La promoción de emprendimientos socioeconómicos y comunitarios, con un enfoque territorial de cooperativismo y economía social y solidaria.
A partir de la presentación de nuestra práctica, nos proponemos analizar este proceso en términos de la matriz de la innovación que proponen Camagni y Capello (2013) en su artículo sobre competitividad territorial. La construcción de la matriz de innovación sobre el nodo territorial Ezpeleta implicó un ejercicio de reflexión y síntesis, tratando de conceptualizar y enmarcar el trabajo que se viene desarrollando desde el Proyecto CREES-UNQ con la ESET, en base a los factores que los autores toman en consideración para su construcción.
Camagni R. y Capello R. (2013) consideran que la matriz permite visualizar dos categorías de factores clave que contribuyen a la construcción del capital territorial y al desarrollo de un territorio en términos de competitividad y de bienestar social en el largo plazo, considerando como factores tradicionales aquellos que han sido utilizados y reconocidos como determinantes en políticas de desarrollo regionales “más clásicas y convencionales” (p. 1387), que daban peso a las infraestructuras y de los recursos naturales en su procesos de desarrollo territorial y por otro lado, factores innovadores (cruz de la innovación), que implican nuevas formas y prácticas de concebir las políticas de desarrollo territorial y donde se ponen en juego distintos factores como tecnologías, la presencia de capital humano calificado, redes y alianzas territoriales público/privadas y otros activos intangibles: “capacidades soft” que entraman y promueven la competitividad sistémica de un territorio a escala local y global (p. 1387).
Estos autores entienden el capital territorial como aquel patrimonio físico e inmaterial que posee un territorio, que entrama y entrelaza habitantes, empresas, medio ambiente y sociedad local, y que construye identidad y pertenencia territorial; y se encuentra constituido por una serie de activos tangibles e intangibles, conjuntos que generan redes de interconexión que fortalecen las condiciones bajo las cuales se desarrolla un territorio, y posee un funcionamiento dinámico e interdependiente al interior de su variables, recursos y actores (Requejo Liberal, 2007).
Como ya señalamos, en este trabajo nos detenemos en el nodo territorial de Ezpeleta que desarrollamos en los últimos años en el territorio de influencia de la ESET-UNQ, en tanto espacio de integración de actividades de formación, trabajo, innovación y desarrollo socioeconómico, como una red de alianzas entre universidad, instituciones científico-técnicas, escuela, comunidad y organizaciones sociales del territorio para la integración de los y las jóvenes de la comunidad en el mundo del trabajo. Lo consideramos como el centro de nuestra matriz de la innovación.
Camagni y Capello (2013) sostienen que una estrategia de desarrollo económico territorial efectiva debe tener en cuenta tanto los factores endógenos como los exógenos que influyen en la economía local. Esto implica comprender las interacciones entre los agentes económicos, las instituciones, los recursos y el entorno, y buscar formas de promover la cooperación y la colaboración entre ellos.
Estos proyectos e iniciativas que describimos en el apartado anterior, en conjunto con el trabajo de articulación de la Mesa Transversal de Juventudes y Trabajo, son parte activa de la matriz que proponemos, en cuanto contribuyen a construir un andamiaje, un marco institucional de innovación desde el cual pueden interaccionar los distintos actores del territorio, de la comunidad educativa, las familias del barrio y las organizaciones/ cooperativas. Específicamente en cuanto espacio de articulación, de vinculación de la Universidad con el territorio y sus actores, consideramos que estos proyectos son parte de los “bienes públicos mixtos” que se vienen generando y que facilitan la articulación con los que en la matriz se definen como “bienes privados mixtos”, ubicados en la parte superior de la cruz y que identificamos específicamente en las vinculaciones con centros de formación profesional, con cooperativas, PyMES y otras entidades privadas para el desarrollo de prácticas profesionalizantes y de los emprendimientos. A partir de estas prácticas socioeducativas y las iniciativas de extensión que se vienen desarrollando consideramos que se estuvieron constituyendo activos sociales, que han aportado a la consolidación del equipo de trabajo para el desarrollo de prácticas de desarrollo socioeconómico territorial; capacidad de diálogo y vinculaciones entre diferentes actores del territorio; capacidades para el desarrollo de proyectos asociativos autogestivos juveniles en el territorio; solidaridad y “Factor C” ”, comunitario o de cooperación (Razeto, 2010) en el territorio de incidencia (nuestros bienes intangibles).
Reconocemos así en el territorio un gran capital social, entendiendo al mismo como “las instituciones, relaciones y normas que conforman la calidad y cantidad de las interacciones sociales de una sociedad” (Rodríguez Miranda, 2006, p. 40) que consideramos de mucha importancia para el diseño e implementación de propuestas que aporten al desarrollo socioeconómico territorial.
Todo este recorrido es acompañado por diversas articulaciones con actores territoriales, que permiten el desarrollo y la consolidación de la propuesta, su legitimación social, y presenta, a su vez, nuevos desafíos para seguir pensando estrategias económicas territoriales. Uno de ellos se trata de reforzar las alianzas con espacios gubernamentales locales, provinciales y nacionales para potenciar el desarrollo socioeconómico territorial.
A continuación, y a partir del análisis realizado, presentamos la matriz de la innovación del nodo territorial de Ezpeleta:
Así se avanza en la construcción del nodo territorial Ezpeleta con el objetivo general de fortalecer la construcción de entramados de desarrollo socioeconómico y prácticas de enseñanza y aprendizaje, desde la perspectiva de la EPSS en la ESET-UNQ y su comunidad. Para ello se pretende: promover el desarrollo de mercados solidarios en la ESET-UNQ y su comunidad; impulsar prácticas de intervención socioambiental y desarrollo sostenible en la ESET-UNQ y su comunidad; y desarrollar espacios de enseñanza y aprendizaje y prácticas socioeducativas que fortalezcan el desarrollo socioeconómico y de capacidades de la comunidad en clave de economía popular, social y solidaria.
Resulta interesante en esta instancia proponer algunas líneas que aporten a la construcción de una estrategia de desarrollo económico para el territorio de referencia. En este sentido, creemos que uno de los objetivos de esta estrategia debería ser desarrollar las capacidades personales y asociativas de las/os trabajadoras/es y actores vinculados a emprendimientos socioeconómicos asociativos o comunitarios que vienen trabajando en los diferentes dispositivos de los circuitos socioeconómicos de la comunidad educativa de la ESET.
Los circuitos socioeconómicos resultan de interés para impulsar procesos asociativos que permitan potenciar los factores económicos más específicos de estas economías alternativas o solidarias, como son el factor vinculado a las capacidades de trabajo humano y, particularmente, el factor comunitario o de cooperación. Entendemos por circuitos aquellos procesos de cooperación social y solidaria territorial en los ámbitos de producción, circulación, consumo y acceso saludable y sostenible, con potencialidad para generar dinámicas de acumulación solidaria (Cruz, 2011) y de tramas de agregación de valor (Caracciolo, 2014), en un marco común de acción estratégica compartida con otros tipos de actores socioeconómicos y políticos de los territorios.
Para ello, resulta relevante la puesta en escena de espacios de formación aplicada, experimentación innovadora y desarrollo sociotécnico en emprendimientos y capacidades laborales, dirigidos a la comunidad de referencia de la ESET UNQ.
Creemos asimismo, que la articulación con entidades asociativas, comunitarias o públicas que buscan impulsar el desarrollo socioeconómico de la comunidad con iniciativas de educación, trabajo, innovación y cooperación social, resultan un eje clave para pensar esta estrategia de desarrollo.
En las experiencias en curso de este tipo de circuitos, una multiplicidad de sujetos e iniciativas de la EPSS participan de manera protagónica, y por tanto no subordinada ni marginal. Al mismo tiempo, también tienen potencialidad para la participación de otras pequeñas y medianas unidades productivas, emprendimientos, entidades o actores económicos e institucionales, los cuales tienen en común que contribuyen al desarrollo socioeconómico territorial y regional a partir de acciones que están orientadas según los casos a la búsqueda del interés propio, del bien común o de una variada combinación de ambos.
A partir del trabajo que se viene desarrollando en el nodo territorial, y en articulación con la propuesta educativa de la escuela, resulta de interés la vinculación con los siguientes ámbitos de desarrollo socio-productivo: alimentación y gastronomía, tecnologías digitales para la inclusión social, reciclado y reutilización de residuo, y emprendimientos socioeconómicos de cuidado de personas. Al mismo tiempo, dichas líneas estarían articuladas en dos ejes transversales: promoción de derechos con enfoque de género por un lado, y Juventud y trabajo, por otro.
Así pensamos en una estrategia de desarrollo económico territorial que considere las características específicas del territorio de incidencia y desde donde se potencie y promueva, en palabras de Camagni y Capello (2013), “la cooperación entre actores, fomente la gobernanza participativa y tenga en cuenta la importancia de la innovación y la adaptabilidad”, impulsando así una estrategia que apueste a la promoción de “capacidades locales, bienes relacionales públicos/privados” (p. 1388), un milieu innovador que, 5 como mencionan Arocena y Marsiglia (2017) refiere “fundamentalmente a las capacidades, competencias técnicas y habilidades, a los valores, a las reglas explícitas o tácitas, que se basan en un capital relacional situado territorialmente” (p. 48) y que permite acompañar la construcción de un sistema productivo local sostenible, competitivo y mejorar el bienestar social de sus comunidades locales, creando sentido de pertenencia e identidad en el territorio.
5 Concepto desarrollado por el Groupe de Recherche Européen sur les Milieux Innovateurs (GREMI). Creado en 1986, sus trabajos pioneros se centraron en tres conceptos: medios, medios innovadores y redes de innovación. Durante tres décadas sus miembros han publicado trabajos que han incorporado esta corriente a lo mejor de los estudios regionales europeos.
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