Cuando se trata de abordar temáticas vinculadas a la Economía Social y Solidaria (ESS), casi siempre emerge en el análisis, alguna consideración sobre el financiamiento que cualquier actividad económica precisa. Siendo la ESS otra forma de hacer economía, una economía sustantiva,diferente del pensamiento ortodoxo, aquella consideración sobre el financiamiento nos hace pensar en la necesidad de construir adecuacionesteóricas sobre las Finanzas. Es decir, indagarsobre las fuentes de financiamiento de las actividades económicas sostenidas en lazos solidarios. Hablamos del financiamiento de las operaciones económica en contextos donde la reproducción de la vida es el objetivo y los parámetros de rentabilidad, riesgo y capital no son sus motivos centrales. De este modo, si las finanzas se ocupan esencialmente de vincular ahorristas e inversores, la preguntafocaliza en el momento y las circunstancias en que surgen las Finanzas Solidarias.
Las Finanzas Solidarias se pueden concebir desde la idea de una serie de modelos y teorías que nos ofrecen otras miradas y posibilidades para financiar actividades de la ESS. Así, una posible respuesta a esta pregunta por el nacimiento de la Finanzas Solidarias, podría ser construida reflexionando en la potencialidad y posibilidades de concebir un Sistema de Finanzas Solidarias, en el mismo sentido que existen los Sistema de Finanzas de Empresas o de Finanzas Públicas. O sea, un sistema nacional, que se ocupe de vincular ahorristas e inversores solidarios. No obstante, hasta la fecha esta no ha sido una de las estrategias de los poderes públicos para resolver las necesidades de financiamiento de la ESS.
En la literatura existente sobre el modo en que las actividades económicas de la ESS consiguen fondos para operar, se puede observar una característica común: todas ellas presentan una condición de partida en contexto decrisis económicas, sociales, políticas o humanitarias.
La “crisis” puede entenderse comoel momento histórico donde los modelos o programas ortodoxos vigentes pierden eficacia para resolver los problemas deciertos individuos y sectores de la sociedad. O sea, que los sistemas económicos tradicionales dejan de ser eficientes para resolver cuestiones básicas (y no tanto) sobre la vida económica y social de las personas. Frente a esta imposibilidad de atender los problemas individualmente (como acostumbra enseñar el mercado),emerge la necesidad de pensar la crisis desde otras posturas, elaborar posibles soluciones a aquello que nos aqueja y al mismo tiempo nos interpela. Esa postura que demanda explicaciones,también desacredita las soluciones externas tanto como la esperanza a que sean provistas desde el mercado, desde el gobierno o sobre la autorregulación del sistema económico para reconfigurarse y reestablecer oportunidadespara todos sin perjudicar a nadie.
En esta situación de alteridad y también de incertezas, las personas encontramos la necesidad de establecer vínculos con los demás (con otro u otros) que comparten condiciones similares. Es decir, se producen espacios de apertura hacia el otro que, por estar en la misma situación, deviene en un par, en un semejante. Esta apertura hacia el otro se asienta en una concepción que no es meramente económica, esto es, el otro es quien nos permite ayudar o ser ayudados en la búsqueda de soluciones a nuestros problemas. Es en este sentido, queencontramos una línea de pensamiento para recapacitarsobre las Finanzas Solidarias: financiar es también un vínculo, refiere al individuo y sus vínculos con los demás y su claro anclaje en un contexto espacial y temporal específico.
La misma pregunta sobre los vínculos establecidos entre un pequeño grupo de individuos podría ampliarse a la sociedad, o sea, hacerla en sentido global, preguntar por las ligaciones, por el contacto, por la otredad: ¿qué nos constituye un ser social?, ¿de qué ligaciones hablamos? ¿por qué crisis y solidaridad? ¿Será que vivimos individualmente hasta que los sistemas de logística (del sistema económico vigente) se estropean y entonces debemos salir al mundo real para mirar qué (nos) acontece?
Probablemente no existan ligaciones solidarias “naturales”, “certeras” o “pre-establecidas” que puedan activarse así sin más.Mas también, estamos acostumbrados solo a ligar con lo que nos es familiar y próximo, y, cuando nuestras vidas no pueden sino expandirse por un mundo interconectado,quedamos expuestos, aparece “un otro”al que inicialmente percibimos desigual. Las crisis nos exponen a la diversidad del mundo real que transgrede nuestros espacios conocidos con sus configuraciones familiares. La diversidad tiene la capacidad de alterar nuestras imágenes e ideas sobre cómo son los otros. Los otros pueden ser diferentes, desconocidos, desiguales, y por lo tanto desincentivarnos a generar lazos solidarios con extraños. Pero en contextos donde más allá de lo diverso, a todos nos acontece lo mismo, nos vinculamos tal vez no por solidaridad, sino más bienpor utilidad, en beneficio propio, sosteniendo la idea que,si no puedo solo, puedo con otros. De este modo, serían conexiones que en el mejor de los casos apenas nos tocan o son intermitentes. La paradoja reside en la imposibilidad de prescindir de esos vínculos, los cuales se tornanen instancias de reconocimiento mutuo, dándonos la certeza de humanidad necesaria, co-habitantes de una realidad próxima, aquejada por los mismos problemas. Posiblemente las crisis apagan teléfonos, interrumpen señales eléctricas, nos despojan de nuestros empleos, de nuestras casas,dejándonos la alternativa del “encuentro”, encuentros que entrelazan esperanzas y desesperanzas y donde seguramente muchos de nuestros supuestos sobre el otro están demandando otras configuraciones.
Partamos del concepto que, en tiempos de globalización y neoliberalismo,a la sociedadlavamos agrietando y separando en grupos de personas; sin precisar de grandes análisis sociológicos, podríamos definirdos: los del grupo que aún pueden competir por las ganancias del mercado, y los otros, aquellos que no calificaron en la prueba de fuerzas. De estos últimos, los que están en medio de la crisis, son aquellas personas que en su gran mayoría fueron arrasadas, desvalorizadas,echadas fuera del sistema productivo hegemónico. Pero al mismo tiempo están atadas a un territorio, están obligados a quedarse, están imposibilitadas de salirse del territorio geográfico donde se instalan las crisis de los sistemas económicos. La contradicción de ésta inmovilidad (como opuesto de la posibilidad de migrar para otros territorios sin crisis) radica en la potencia que genera el desafíoa seguir, la vida refundando lazos en estos espacios y decidida a desafiar la crisis. Entonces,invade la resistencia, aflora la fuerza, la resiliencia y lo más importante: emerge vívidala necesaria unión con los otros. De algún modo, irrumpe una posibilidad, una estrategia que estabanegada (por la creencia que podemos solos), la habilidad de entrelazarnos y vinculados para construir un “nosotros”,que se reconoce interdependiente.
Es en esos escenarios, donde se tejen historias sociales y solidarias que nos muestran otros posibles. Mundos no sostenidos únicamente en la utilidad individual, sino que representan más que una vía para satisfacer necesidades propias o de mi familia.Se trata de posibilidades ampliadas, que me asocian y expanden, interesado por el otro, otro como un par, como un vecino, como otro para ser ayudado o de quien ser ayudado.
No obstante, la pregunta sobre la otredad y la solidaridad podría también aplicarse en aquel primer grupo social, el grupo de los que no necesitaron salir de sus mundos pequeños,los que “están adentro” del sistema socio-económico, los que aun fluyen sin problemas porque tienen trabajo o una renta, los que acreditan en la eficiencia la meritocracia sin desiguales, revalidando una individualidad sin sospechas. La pregunta enfoca en los vínculos sociales de aquellos que aún compiten por los excedentes del mercado, y que sin duda son parte de la sociedad como un todo.
En este hilado de ideas, podríamos incluir aquella concepción sobre la Economía Social y Solidaria, conformando un “sector” de la sociedad. Un grupo de personas que comparten ideas y valores sobre cómo hacer economía, que es diferente de otras ideas y valores, pero que reclama la convivencia (Minteguia, Torrano, & Gojzman, 2018a).
Pero si aceptamos que convivir en sociedad es en sí mismo, establecer lazos, ligaciones y cruces ¿qué cosas ligamos y cruzamos? Quizá cruzamos una realidad con las ideas que tenemos de esa realidad, ligamos realidad con política, por ejemplo, una economía que produce bienes reales con otras que solo producen símbolos en el aire; ligamos vidas y trayectos de vidas que se convierten en generaciones. En la práctica, los lazos abren puertas y desdibujan fronteras, pero también construyen tensiones y contiendas. Es en ellas, donde las prioridades se tensionan y emerge la duda sobre la posible convivencia de lógicas, en tanto la existencia de lógicas más depredadoras (en todo sentido) que pudieran estar tornando impotentes a las demás. (Minteguia, Torrano, & Gojzman, 2018a)
Desde una perspectiva más general, las condiciones de posibilidad de desarrollar Finanzas Solidarias, abre la pregunta por el sentido que se le atribuye a las “Finanzas” y a la “Solidaridad”(como un vínculo entre individuos) y es ahí mismo donde no puede darse respuesta sino emerge la condición de humanidad como base. De todos modos, pareciera que “lo humano”va a tensionar entre dos extremos contrapuestos y entre estos“las crisis” que aparecen paradojalmente como potencia de lazo.
La solidaridad como base, incluso como base de la ESS, se presenta como un modo de generar respuesta para reconstruir un tejido social que ha sido dañado por una lógica neoliberal. La apuesta en realidad es, si finalmente vamos a convertirnos en expertos en restaurar tejidos sociales dañados o si alguna vez vamos a asumir la responsabilidad de utilizar las herramientas democráticas para convocar a la sociedad a definir y gestionar colectivamente el rumbo deseado. Es decir, planear el rumbo de economías y sociedades con una estrategia compartida que paute valores y prácticas que respondan a una racionalidad sustantiva, centrada en la reproducción digna de la vida de todos. (Coraggio, 2004)
Una segunda reflexión tiene que ver con los efectos causados por el neoliberalismo enla sociedad y las Finanzas. Estamos acostumbrados al éxito de las grandes compañías comerciales, productivas y financieras del mundo global, al modo que estos modelos de negocios “mueven” el mundo, dejándonos perplejos y casi sin visibilidad para descifrar aquello que queda oculto. Se trata del residuo del modelo de negocios mundiales que, por causa de la deslocalización del capital, tiene una dinámica que se desplaza siguiendo estrategias financieras que no reconoce países ni fronteras y mucho menos la dimensión humana. Esta dinámica se mueve según la rentabilidad de cada actividad, casi sin importar las consecuencias a nivel humano, territorial o medioambiental. La empresa tiene libertad para trasladarse; las consecuencias no pueden sino permanecer en el lugar. (Muñoz, 2007)
Pero los efectos reales de esa movilidad de la economía mundial también pueden entenderse a partir de las acciones que desarrollan las personas que han sido afectadas por los problemas del sistema económico. Así un ejemplo concreto, en el marco de la Economía Social y Solidaria,está representado por la experiencia de un grupo de pequeños productores agrupados en el Programa FORTAL1, quienes relatan sus trayectorias en territorio neoliberal y desde donde se desprende una doble lectura: por un lado, la conformación de un sector que reproduce la vida, y al mismo tiempo, el efecto corrosivo del modelo capitalista al delinear un individualismo pernicioso. Es en ese contexto que las personas relatan la ruptura, pero también dejan ver el padecimiento y desde allí la emergencia de otro modo de construir el mundo.
Nuestro primer desafío fue detener nuestras marchas individuales en procura de subsistir y sobrevivir en un contexto que nos viene siendo adverso desde hace tiempo […] para algunos significó despojarnos de conceptos teóricos aprehendidos con anterioridad […] intentamos llevar adelante prácticas económicas diferentes a las que rigen hoy: “romper con lo individual y resolver nuestras necesidades concretas”; “incluirnos e incluir al otro”; “recuperar la dignidad del trabajo como herramienta de una vida digna”(Programa FORTAL, 2003).
Posiblemente la reflexión sobre la potencialidad para concebir un sistema de Finanzas Solidarias esté aquí misma, oculta tras el brillo del éxito mediático del capitalismo. Si aquellos pequeños productores se muestran como evidencia de existencia, de resistencia, como lucha, también lo son en otro sentido, como reproducción y preservación de la vida con dignidad. Esas personas desarrollandoactividad económica a través de su búsqueda de ingresos constituyen Unidades Económicas, que entre otras “vocaciones” vitales poseen la de agregar valor, la de conseguir la obtención de recursos para quienes las llevan adelante. (Minteguía, 2018)
Es en este sentido que la reflexión focaliza en la apuesta por mostrar sus potencias, no solo porque resisten, sino porque van creando un mundo y desde una práctica real van configurando un cambio. Entonces las preguntas por lo que emerge y por sus lógicas van trasvasando las reflexiones en desafíos. Si desde la periferia se construye, entonces el desafío es transformar la periferia y el concepto que se tiene sobre ella misma. Es decir, mudar el concepto de “aquellos” que esperan que el centro rebalse, depositados, desposeídos y dependientes. Si la apuesta es otra, si en realidad conforman una sociedad que revitaliza e irrumpe con otros valores y que prioriza la persona, la solidaridad y los vínculos sociales, no es posible conceptualizar o imponer una definición de “periferia”, sino que, por el contrario, lo que irrumpe es la pregunta por el otro en clave de identidad o identidades y de potencias. Ya no hay otro que espera, sino hay una parte de la sociedad, conformada por unidades domésticas que se va fundando (o re fundando). Y son estos sectores lo que demandan por un sistema que facilite sus propias operatorias económicas. De este modo puede ligarse su trabajo con un sistema financiero que provea otras herramientas, viabilizando un territorio dondese facilita la circulación de recursos. Financiar esas operaciones económicas de la ESS, como alternativa a esa economía que solo busca extraer las riquezas del territorio, para globalizarlos, es decir, deslocalizarlas.
Las finanzas solidarias constituyen un instrumento de intermediación […]la pregunta que hacemos cuando buscamos conceptualizar las finanzas solidarias es si podemos tener instrumentos financieros que permitan una democratización de las relaciones económicas, que generen condiciones para un desarrollo humano, fortalezcan el trabajo social acumulado en cada territorio, respondan a las necesidades básicas de cada comunidad, otorguen prioridad a los excluidos del sistema bancario tradicional y que tengan acciones pautadas por la ética y la solidaridad. (Meyer, 2012)
Si las finanzas se refieren a la utilización del dinero y, en general, a todas las actividades que hagan al flujo de ingresos y egresos monetarios de las experiencias económicas (Muñoz, 2007), entonces, el mundo de las finanzas es en gran medida un espacio de intermediación. Así, a partir de los aportesde Meyer (2012) y Muñoz (2007) y de las identidades de esas unidades domésticas que hacen economía, pero que en realidad es otra economía, es inevitable pensar por una caracterización o demarcación de las finanzas. Esto es,enfocarlas para la producción y el trabajo, y al dinero considerarlo como un medio que facilita la circulación de bienes y servicios. Pero al mismo tiempo, salvaguardar esa tarea de las finanzas solidarias de la acumulación de valor y la consecuente especulación, por sus conocidos efectos corrosivos en la sociedad. Aquí es donde reside la importancia de la reflexión crítica teórica, en tanto sirve para sentar las bases sobre las cuales construir configuraciones legales y culturales que contengan y viabilicen las Finanzas para otra economía
También emerge con cierta claridad que un sistema financiero que se adapta al concepto de Finanzas Solidarias no es tan fácil de conformar. Principalmente porque los fondos disponibles están centralizados justamente en actividades puramente lucrativas y especulativas. Atraer fondos para fines no lucrativos es en esencia un cambio paradigmático, que aún no se vislumbra en los espacios de los mercados financieros. Al menos, esto no será posible sin que actores claves, como por ejemplo el Gobierno, se interesen por la temática y generen un marco jurídico propicio tanto para captar fondos destinados a financiar actividades de la Economía Social y Solidaria como para contener los que surgen de estas unidades domésticas.
Las Finanzas Solidarias tienen aún un incipiente progreso legaly los demás sectores sociales muestra un tímido interés por ellas.
Posiblemente a causa de la capacidad de resiliencia de los actores de esta otra economía, es desde donde nace una constante búsqueda de respuestas. Así, ante la escasa asignación de fondos para financiar otra economía, se apuesta por la autogeneración de recursos para construir sistemas financieros acordes a los principios de la ESS.
Desde la supuesta inexistencia de capacidades de autofinanciamiento, emergen algunas posibilidades. Aquí tiene sentido el planteamiento sobre “si los pobres son o no capaces de ahorrar”(Minteguía, Torrano, & Gojzman, 2018c). Estos autores postulan sobre la necesidad de volver a pensar los procesos básicos de la economía, pero desde otro lugar. Es decir, pensar desde los bordes, cambiando la perspectiva. Así, nos podemos encontrar que el ahorro, que siempre se ha entendido como la capacidad de diferir consumos para el futuro, podría al mismo tiempo representar otro significado más allá del consumo futuro. De este modo, el ahorro podría ser una prueba válida que se puede trascender la mera supervivencia del día a día y entonces se habilitan las posibilidades de reproducir la vida y se habilita al mismo tiempo la potencia de lo posible. En ese mismo contexto donde el capitalismo especulativo parecía haberlo imposibilitado todo, el ahorro es una evidencia que aquel discurso es al menos falsable.
Hay otro que puede, otros que pueden, que pueden por fuera del sistema capitalista. De hecho, desde los sectores más desfavorecidos se construye un sistema de Finanzas Solidarias, que se diferencia y presenta alternativas a los sistemas bancarios tradicionales, que han ido surgiendo para hacer frente a las tendencias que marginan a las mayorías del uso de los servicios financieros disponibles: las Finanzas Cooperativas, las Microfinanzas, las Finanzas Éticas y las Finanzas Solidarias. (Muñoz, 2007).
En este punto del análisis, importa destacar un aspecto fundamental. En esta idea de “financiar” esta otra economía,en un contexto de exclusión del mercado financiero capitalista, se impone reflexionar si estamos en la procura de un financiamiento con el objetivo de ayudar a aliviar la pobreza o si, por el contrario, se está iniciando un proceso de creación de estas otras finanzas, de otro modo de hacer economía. La indagatoria pregunta por la finalidad de las finanzas solidarias que emergen en los territorios abandonados por el capitalismo. Se trata de financiar estas actividades solidarias la espera que estos grupos sociales estén habilitados para volver a la arena de la competencia capitalista o si, por el contrario, estamos en presencia de una actividad económica que construye, desde otro paradigma, una comunidad inclusiva e integradora. Una comunidadapoyada en valores mucho más parecidos a los del origen y con foco en las personas y en su capacidad de ser, de estar y de hacer. (Minteguía, Torrano, & Gojzman, 2018c)
Si observamos el trabajo de muchos bancos solidarios, de grupos solidarios y fondos rotatorios, es posible conferir que se trata de esta otra economía que nos presenta un paradigma nuevo. Aun así, quedan por validar sus planes en términos de la autonomía, autogestión y sustentabilidad. En esencia, es la comprobación de cierta independencia, o si se prefiere, una nueva conceptualización diferenciada del capitalismo. Las experiencias en Finanzas Solidarias son un camino, un trayecto que va empoderando a las personas, dotando de identidad a los grupos solidarios para convertirlos en unidades domésticas que se conforman como centro principal de la ESS.
La presencia de estas otras finanzas, contrasta con las finanzas lucrativas y expone sobredel escenario bursátil el cumplimiento de ciertas expectativas relativas a la ética de los negocios. En los mercados financieros tradicionales, la “ética” se va transformando en una variable que debe estar incluida en su operatoria. La ética irrumpe limitando la pura especulación, demanda por acciones menos corrosivas y por ahorristas más alertas, en cualquier parte del sistema financiero común. De hecho, toda actividad especulativa de una entidad financiera, está ligada al desinterés de los ahorristaspor la finalidad con que se usan sus ahorros.
Las Finanzas Éticas también se proponen introducir como parámetro de referencia el impacto de la inversión en la denominada “economía real”, en otras palabras, consiste en colocar los ahorros, en entidades financieras preparadas para invertir en proyectos socialmente aceptables o responsables del desarrollo y la promoción. En un sentido amplio, permite “conectar” o vincular actores a partir de las inversiones. (Minteguia, Torrano, & Gojzman, 2018d)
Las Finanzas Éticas claramente interpelana las finanzas lucrativas, pero no son restrictivas a ese campo, son la base de las Finanzas Solidarias. Seria impensado ligar el financiamiento de proyectos de la ESS con fondos provenientes del narcotráfico, por ejemplo. Así, la concepción ética del financiamiento, trasciende y hace sentido cuando se incorpora en este contexto y cuando deja claramente explicitado que la solidaridad y la ética, como aquí se las aborda, lo son porque reparan los vínculos que diariamente son dañados por un capitalismo cada vez más agresivo.(Meyer, 2012)
Lo que Meyer (2012) expone, abre la posibilidad de abordar otra cuestión importante respecto de esa reparación de vínculos. Y para ello también es necesario retomar la pregunta por la capacidad de ahorro y el empoderamiento de los actores de la ESS. Los fondos para financiar actividades de las unidades domésticas, cuando provienen de esas mismas unidades, son una clara evidencia cada una de esas personas puede dar cuenta de sus posibilidades y potencias.
Un sujeto social e interdependiente que puede aportar al sistema y no solamente recibir, es al mismo tiempo, una rupturay uncuestionamientoal mensaje mediático que asocia el éxito al hombre económicoracional y maximizador de beneficios, que actúa en un sistema económico de suma cero. Si una persona que ha sido exiliada de la ecuación de suma cero, puede reproducir la vida con dignidad, es una constatación de las diferencias, de la diversidad y de la alteridad en todas sus potencias. De cualquier modo, cabe aclarar que esta potencia para reproducir la vida debe ser diferenciada de la visión romántica con que el capitalismo colorea al individualismo y al aislamiento. La alteridad se usa aquí desde el lazo social, desde la idea de sociedad que prioriza a la persona y al trabajo, a la solidaridad y al conjunto, independientemente de las particularidades de cada uno. Se trata del conjunto que se liga entre otros que no necesariamente son iguales.
Los conceptos que la ESS proponen a la sociedad, dan sentido y marco de pensamiento a esta cadena de ideas entre el ahorro, que parte del esfuerzo por “guardar”, guardar para financiar un proyecto que representa una posibilidad y que esa posibilidad es un signo de identidad, de existencia, de solidaridad y de confianza. Significa, en palabras de Basterrechea y Villaverde (2010), ganar la confianza de muchos que no se reconocen como sujetos de derecho y menos como sector económico genuino. Significa, que las organizaciones crezcan y se articulen local y regionalmente […]y que los Estados Locales se comprometan. Significa participar en la construcción de un proyecto de país que nos incluya y donde la dignidad del trabajo vuelva a ser el eje vertebrador de una sociedad integrada.
Nos queda abordar, aunque sea mínimamente, las cuestiones sobre las condiciones de sustentabilidad y autogestión las operatorias de las unidades domésticas. La sustentabilidad y la autogestión son variables necesarias para configurar el escenario de las ESS y las Finanzas Solidarias. Reflexionar sobre qué podría acontecer, si los proyectos de las unidades domésticasno pueden ser sostenibles ni autogestionables, es reflexionar sobre las potencias y sobre los posibles. Si no hay condiciones de sustentabilidad, surge la imposibilidad, es decir, aceptar queestas personas que conforman unidades domésticas no pueden alcanzar logros por sí mismas. De este modo, también significa delegar, entregar nuestras posibilidades de “hacer algo” a otras personas con vocación asistencialista. Que las soluciones a nuestros problemas vengan desde otros lugares con resoluciones y alternativas, que no dejan otra opción que la obediencia y el agradecimiento por la ayuda recibida. En particular, es factible considerar que América Latina ya ha recibido mucha de esa ayuda y los latinoamericanos somos por demás agradecidos y obedientes.
Pero la alteridad y la diversidad, demandan y reclaman propuestas que además de incluir, conllevan una pretensión de identidad territorializante en clave de Economía y Finanzas Solidarias. Y si de sustentabilidad y autogestión se trata, entonces, debemos aprender y enseñar a serlo. La configuración de los conceptos no puede sino provenir de los mismos actores y también del mismo sistema que construye la ESS. No puede ser una construcción unilateral. Es necesario que la sociedad aporte desde un lugar de consumidores y ahorristas conscientes, solidarios, responsables y también desde un Gobierno que legisle para conformar un escenario acorde a estos principios solidarios y éticos. Pero también es válido lo que cada territorio y tiempo van requiriendo para el acaecimiento de diversas estrategias y proyectos que encuentran específicas condiciones de viabilidad. Es decir, cada territorio y lugar también van a aportar en la definición de sustentabilidad y autonomía y su aporte es vital para el éxito de cualquier plan. Aquí la interrelación se precisa y se construye. En este sentido, estamos reconociendo nuestra capacidad para construir acciones de cooperación, ayuda mutua y solidaridad a partir de nuestras propias identidades. Identidades que se configuran relacionales y vinculadas, dinámicas, territoriales y temporales, aceptando el desafío de sostenerlas en el tiempo, sostén que es económico, pero también es ético.
En suma, estamos en el proyecto de recrear otro mercado, ejercer la acción emancipadora de disponer de nuestros propios recursos, pensar los ahorros y las inversiones con capacidad para construir proyectos comunes y construir confianzas orgánicas, es decir, darnos a la tarea de construir lazos de confianza solidarios necesarios en orden a neutralizar los riegos que significa “apostar” por el otro, por los otros y por los proyectos colectivos.(Minteguía, Torrano, & Gojzman, 2018b)
1El programa FORTAL “Fortalecimiento de Alianzas Estratégicas” es un programa que trabaja en la construcción de un pensamiento colectivo en torno de la Economía Popular Solidaria, y que para ello proponen diagnóstico y conceptos que sustenten prácticas económicas alternativas a la economía ortodoxa. El trabajo se basa en la alianza entre algunas organizaciones del sur del país como: Asociación Microemprendimientos Productivos Bariloche, Asociación Civil Norte Sur, Caritas de la Parroquia San Francisco, Municipalidad de Son Carlos de Bariloche, INTA - Pro-Huerta. Agencia Experimental Bariloche y Cooperativa Transformar.
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